violencia-noviazgo-mujeres-pareja-2Según los y las expertas, el machismo juvenil, lejos de desaparecer, va en aumento. Confirman que hay comportamientos muy machistas que parecían estar desapareciendo pero que sin embargo, se están volviendo a dar; hablan de un retroceso y de que las ideas machistas no están erradicadas.

A principios de año, la Agencia de Derechos Fundamentales de la Unión Europea (FRA) presentó el mayor estudio que se ha hecho sobre violencia de género hasta la fecha.
Las cifras que aparecen en este estudio son muy preocupantes, como que una de cada tres europeas de entre 18 y 74 años ha sufrido violencia física o sexual alguna vez, o que un 43% de las mujeres ha experimentado maltrato psicológico por parte de su pareja.

Pero la alerta se dispara ante el creciente número de victimas en franjas de edad cada vez más tempranas. Los episodios de violencia de género en menores de 30 años suponen en torno a un 30%, es decir, 1 de cada 3, y se ven casos hasta entre parejas de menores de edad.

La población juvenil identifica la violencia de género y, generalmente, la rechaza, pero aún así, muchas veces no detectan todas las actitudes de la violencia. Pero, ¿nosotros y nosotras? ¿Qué entendemos por violencia de género?

La violencia de género es un tipo de violencia ejercida contra las mujeres por su condición de mujer. La principal característica es el abuso de poder tanto por medio de la violencia física como de la superioridad autoatribuida en los diferentes ámbitos cotidianos.
La mayoría de las veces, cuando hablamos de violencia de género, lo primero en lo que pensamos son los malos tratos físicos, pero esta no es la única faceta de la violencia. A parte de la física, hay otros muchos tipos de violencia:

Violencia cotidiana (Micromachismos): pequeños comportamientos «invisibles» de violencia y dominación cotidiana, que casi todos los hombres realizan en el ámbito de las relaciones de pareja y que coartan la autonomía personal femenina.
Son controles y abusos de poder casi imperceptibles que al no ser muy notables, son difícilmente detectables tanto para hombres como para mujeres, y por lo tanto, están casi normalizados en la sociedad, pero restringen reiteradamente el poder personal, la autonomía y el equilibrio psíquico de las mujeres.
La insistencia abusiva, el uso expansivo o abusivo del espacio, no participar en las tareas de casa o el pseudoapoyar en estas, el paternalismo, dar lastima, la maternalización de la mujer, hacer méritos, aliarse con terceros, negar la creación de espacios de intimidad,… son solo algunos de los muchos comportamientos que se pueden encajar en este tipo de violencia.

Violencia psicológica: al no dejar marcas físicas, es menos visible y más difícil de detectar, pero las secuelas son también muy duras. Insultos, humillaciones, amenazas, manipulación, celos, exigencias de obediencia y sometimiento, culpabilización,… . Hay que estar especialmente atentas y atentos a este tipo de conductas, porque a través de ellas se va ejerciendo un control progresivo cada vez mayor.

Violencia económica: restricciones, limitaciones o negaciones injustificadas encaminadas a controlar los ingresos y los recursos económicos: tener que dar cuenta de todo lo que gastan, que se les niegue el dinero suficiente para satisfacer sus necesidades elementales, no poder participar en decisiones relacionadas con lo económico….. .

Violencia social: básicamente se trata de aislar a la persona de sus familiares y de sus amistades lo que la sitúa en una situación de indefensión y dependencia emocional total hacia su pareja.

Violencia sexual: cualquier acto de naturaleza sexual forzada o no consentida impuesta mediante la fuerza o la intimidación: acoso sexual, agresión sexual, violación,… .

Es sumamente importante saber detectar cualquiera de estas formas de violencia, y hay que enseñar a los y las jóvenes a prestar atención a cualquier signo que pueda llevar a una relación desigual y/o de violencia desde edades muy tempranas.