El alcohol se considera la droga más consumida en todos los tramos de edad, en ambos sexos y en casi todos los grupos sociales.
Además, en los últimos años y sobre todo entre la juventud, han cambiado las formas tradicionales de consumirlo, es decir, actualmente se consumen más los combinados y los licores destilados de alta graduación -antes predominaba el consumo de vino y cerveza- tanto en establecimientos como en lugares públicos (plazas, parques, el llamado ‘botellón’), sobre todo los fines de semana.

botellon

El alcohol a dosis bajas produce euforia y desinhibición, lo que puede llevar a confundirlo con una droga estimulante, pero en realidad es una droga depresora y a medida que se aumenta la dosis, origina depresión del sistema nervioso central, pudiendo llevar al coma, a la depresión respiratoria, y si no se toman las medidas adecuadas, a la muerte. Cuanta más graduación tiene la bebida, mayor va a ser su concentración en sangre y más graves van a ser sus efectos con menos dosis.
Hay que tener en cuenta que el alcohol puede estar mezclado con el consumo de otras drogas, incrementándose los riesgos derivados de su consumo.

Aunque todas las personas pueden padecer una intoxicación etílica, son los y las menores quienes más riesgo tienen de sufrirla dado su inmadurez, tanto psicológica como física.

Se da una intoxicación etílica cuando el contenido de etanol en sangre es mayor que los niveles tolerados por el organismo y esto dependerá del peso, el sexo, el estado físico y anímico y otras variables, pero en general, a partir de una tasa de alcohol de 3 gramos por litro en sangre existe riesgo de una intoxicación grave.

Los síntomas son, por ejemplo, la hiperventilación, la excitación psicomotora que se muestra, por ejemplo, en forma de agitación o temblores y, más tarde, síntomas de parálisis, estado de confusión, hipoglucemia, náuseas, sudores y vómitos, entre otros.
En casos graves se puede producir una parada respiratoria mortal.

posicion lateral de seguridad

Lo ideal sería que adolescentes y jóvenes no se vieran en una situación como esta, y para ello, la educación y la prevención son fundamentales tanto en la familia como en otros espacios socializadores; pero desafortunadamente, los datos nos muestran que la realidad es otra y por ello, es importante que tengan unas nociones básicas de primeros auxilios y enseñarles qué es lo que deben hacer en caso de que algún amigo o alguna amiga sufra un intoxicación etílica más o menos grave:

  • Lo primero es siempre llamar a urgencias.
  • Revisar el estado de conciencia y verificar que la persona respira y tiene pulso.
  • Aflojarle la ropa si está apretada, pero manteniendo a la persona lo suficientemente abrigada para evitar la hipotermia.
  • Si la persona respira y tiene pulso, colocarla en posición lateral de seguridad (tumbada de lado) para evitar que se ahogue en caso de vómito.
  • Si la persona ha perdido el conocimiento, comprobar si respira y tiene pulso y, si no fuera así, efectuar las medidas de reanimación pero sólo si se sabe realizarlas:
    – Colocarle boca arriba con brazos y piernas estirados junto al cuerpo.
    – Abrirle las vías aéreas (maniobra frente-mentón).
    – Iniciar masaje cardíaco (siempre y cuando se tenga conocimientos de ello).
  • Acompañarle hasta que llegue el personal sanitario u otra persona responsable, es decir, no dejar nunca sola a la persona afectada.


Lo que no se debe hacer nunca:

  • Administrar café, sobre todo con sal, u otros remedios caseros.
  • Administrar leche u otros líquidos.
  • Inducirle el vómito, por el riesgo de broncoaspiración.
  • Comenzar el masaje cardíaco si no se conoce bien la técnica.