Nos pasamos el día mirando pantallas: la del teléfono móvil, la de los ordenadores, la de la televisión, la del iPad, la del GPS…. Además, la aparición de las redes sociales en nuestras vidas, el uso de aplicaciones de mensajería instantánea como el whatsapp,  no ayudan alejarnos de las pantallas digitales.

Cada vez resulta más difícil calcular el tiempo que exponemos nuestros ojos a las pantallas digitales, y cada vez es más complicado conocer cuánto tiempo están ante ellas nuestras hijas e hijos.

El tiempo que pasan los niños y las niñas frente a las pantallas se ha incrementado  entre 2013 y 2017, triplicándose, de 15 minutos diarios de media a 48.

«Las preocupaciones sobre el daño producido por pasar demasiado tiempo delante de la pantalla —sobre todo usando las redes sociales—  han aumentado» dice Amy Orben, quien investiga los efectos de las redes sociales en las relaciones humanas para la Universidad de Oxford, en Reino Unido, añade que  «establecer una cantidad saludable no es una tarea fácil, es complicado hacer afirmaciones sobre cómo afecta a diferentes personas».

En un estudio que Orben y sus colegas de la Universidad de Oxford elaboraron para Unicef en 2017 —en el que examinaron a 120.000 jóvenes de 15 años en Reino Unido— encontraron que el aumento de las horas frente a la pantalla usando redes sociales y otras herramientas estaba vinculado a una mejora en el bienestar, «posiblemente porque refuerzan las amistades».

«Las tecnologías digitales parecen ser beneficiosas para las relaciones sociales de los niños (su bienestar mental), aunque el impacto en los niveles de actividad física es inconcluso».

Sustituir actividades vitales por estar pegado a la pantalla tampoco es bueno, asegura. Pero no hay una norma definida sobre dónde fijar el límite.

«Por ahora tendremos que confiar en nuestros propios criterios para decidir cuánto tiempo las usamos (nosotros y nuestros hijos)».

 

Parece que diversas personas con experiencia en el campo de la oftalmología y de la psicología recomiendan que nuestros hijos e hijas reduzcan el tiempo en el que están delante de pantallas digitales a no más de media hora al día.

 

Si aun así tiene que estar expuestas a más tiempo de media hora diaria hay autores que recomiendan algunos trucos como la de la regla de 20-20-20 del profesor Christopher Starr, profesor de oftalmología en el Weill Cornell Medical College de Nueva York, Estados Unidos, «Por cada 20 minutos que pases ante una computadora o dispositivo móvil, mira hacia un objeto que esté a 20 pies (6 metros) de distancia durante 20 segundos o más. Y deja que los músculos del ojo se relajen».

Probablemente deberíamos promover a nuestras hijas e hijos el placer de la lectura en otros formatos no digitales y volver a descubrir de forma conjunta el placer de tocar y leer un buen libro.