Los pasados 22 y 23 de abril, la OEE –Osasungoa Euskalduntzeko Erakundea– organizó en el Bizkaia Aretoa su XXVI congreso bajo el título “Menpekotasunen aurrean… geure buruen jabe” con el objetivo de conocer más sobre las adicciones y poder prevenirlas y tratarlas de manera más eficaz.

Osasungoa Euskalduntzeko Erakundearen Biltzarra

Durante estas dos jornadas se trató el tema de las dependencias en su sentido más amplio, es decir, las adicciones a las sustancias, las adicciones sin sustancia (juegos de azar, internet, videojuegos,…) y las dependencias socio-sanitarias relacionadas con la tercera edad.

El congreso ha sido muy productivo tanto por la información compartida en las diferentes intervenciones como por las propuestas sobre las líneas de trabajo para el futuro. En esta edición han participado 210 personas.

Desde la Fundación Etorkintza hemos tenido la oportunidad de participar en este interesante congreso para reflexionar sobre la relación que establecen hoy en día niños, niñas y adolescentes con las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, es decir, con Internet, las redes sociales y los servicios de mensajería inmediata como el WhatsApp.

Nuestra intervención versaba sobre la importancia de la educación temprana en el uso de estas herramientas como medida de prevención ante los posibles, aunque no inevitablemente necesarios, riesgos y problemas que puede acarrear el uso inadecuado, abusivo o patológico de ellas.

Las nuevas tecnologías ofrecen infinidad de oportunidades tanto en el ámbito del ocio como en el de la educación, y por ello, no se trata de prohibir su uso, sino de establecer unos límites al mismo; pero no solo en cuanto al tiempo que se les dedica, sino también en cuanto al modo de usarlas y al contenido al que se accede a través de ellas.

La clave está en la educación y el acompañamiento, en enseñarles a usar estos recursos con sentido común, a protegerse ante los posibles peligros pero también a sacarles el máximo provecho; y sobre todo, a proteger y respetar también a los y las demás.

Al fin y al cabo, hay que hacerles entender que nadie es anónimo in Internet, que dejamos una huella digital permanente, que hay que usar la cabeza y tomar las medidas necesarias para hacer un uso adecuado y saludable de las TICs y protegernos de los riesgos potenciales; que nuestros actos en Internet, al igual que nuestros actos en la vida fuera de él, tienen consecuencias, incluso legales, y en definitiva, que nunca se debe hacer en la vida virtual que creamos en la red nada que no haríamos en la vida real fuera de ella.