Los padres y madres nos vemos a menudo abrumados y abrumadas ante la labor educativa que conlleva el proceso madurativo de nuestros hijos e hijas. En muchas ocasiones nos sentimos solos y solas, pensando que ese pequeño, o no tan pequeño, problema, solo sucede en nuestra casa, que somos los únicos y únicas a los que nos ocurren ese tipo de cosas.
Cuando nuestros hijos e hijas llegan a la adolescencia esta sensación de soledad e indefensión se acrecienta más aún si cabe, porque a los quebraderos de cabeza que ya teníamos se suman las nuevas preocupaciones sobre las conductas propias de esta etapa:
¿Habrá empezado a fumar? ¿Qué hará cuando está con sus amigos y amigas? Me he enterado que sus amigos y amigas hacen botellón… ¿la mía también? ¿Se habrá emborrachado alguna vez? ¿Qué pasa con tanto whatsapp? ¿Estará corriendo riesgos innecesarios?… .
Son momentos a veces de duda, otras veces de miedo y otras incluso de rabia y en esos momentos se echan de menos espacios y personas que nos apoyen y nos orienten; que nos ofrezcan contraste y que nos informen sobre recursos y opciones; pero sobre todo, se echa de menos disponer de espacios comunes en los que compartir con otras personas nuestras experiencias, nuestras preocupaciones, apoyarnos entre nosotros y nosotras y ver que al final no estamos tan solos y solas y las situaciones que nos tocan vivir son muy parecidas a las que les toca vivir a otras familias, restándole “carga emocional” a los procesos que vivimos para poder ocuparnos.
ARDURATU surge a raíz de una reflexión conjunta entre la Diputación Foral de Bizkaia y la Fundación Etorkintza para intentar dar respuesta a estas necesidades, proporcionándonos un espacio, no solamente orientado a informar y a asesorar, sino también a que podamos participar y aportar nuestras experiencias, preocupaciones y reflexiones, todo ello siempre dinamizado por una persona profesional experta en estos temas.