El alcohol es una droga socialmente admitida que causa graves daños en el organismo y es el responsable del 6 por ciento de las muertes cada año. A pesar de ello, hay pocos tratamientos eficaces para combatir los efectos perniciosos de un consumo elevado de las bebidas alcohólicas.
La sociedad no es consciente del daño que el alcohol provoca en el organismo. En el caso de las bebidas alcohólicas no sucede como con el tabaco y hay una creencia errónea de que no son tan perjudiciales. Pero un consumo abusivo favorece la aparición de enfermedades como el cáncer, la enfermedad hepática alcohólica, las alteraciones psiquiátricas o el alcoholismo crónico.
El consumo de mucho alcohol en periodos cortos de tiempo aumenta el riesgo de caer en la adicción en un 20 por ciento, una cifra que se ha incrementado en los últimos años en el sector más joven de la población.
La polémica práctica del botellón, es una actividad que, más allá de generar problemas inmediatos como los comas etílicos o los comportamientos agresivos, puede traer consecuencias a largo plazo, como la adicción.
Los problemas de salud derivados de la ingesta desmesurada de alcohol y otras sustancias psicoactivas, como el cannabis o la cocaína, pueden inducir a los y las jóvenes a enfermedades mentales como la esquizofrenia. Las posibilidades de desarrollar esta enfermedad de manera genética se elevan con el consumo de drogas.
La disminución de la edad de inicio en la práctica del botellón es uno de los principales problemas, porque en niños y niñas de 13 o 14 años, que no están desarrolladas aún neurológicamente, aumenta las posibilidades de que la persona contraiga una adicción o padezca una enfermedad física o psíquica a lo largo de su vida.
Nadie comienza a consumir pensando que va a llegar a ser adicto o adicta, pero no existe el consumo sin riesgo, en contra de lo que puedan pensar las personas que aseguran que por tomar alcohol o drogas sólo durante el fin de semana no van a tener ningún problema.
La solución radica en la autoridad de los padres y madres y el ejemplo que los niños y niñas vean en casa, así como en la actitud de las administraciones de cara a la permisividad para esta clase de prácticas.