El Departamento de Empleo y Políticas Sociales del Gobierno Vasco y Emakunde, organizaron los días 17, 18 y 19 de marzo en Bilbao, Donostia y Gasteiz, respectivamente, las jornadas centradas en la temática de las “Paternidades Positivas o Transformadoras” y la relación de los padres varones con la corresponsabilidad, los cuidados y la igualdad, analizando las ventajas que suponen los cambios que se están produciendo, así como las estrategias y propuestas para apoyar el cambio en los hombres hacia prácticas y actitudes más corresponsables y satisfactorias.

Las jornadas han supuesto un marco privilegiado para presentar los resultados de la investigación sobre la “Implicación de los padres vascos en la crianza y su impacto en la corresponsabilidad y el trabajo”, que han realizado Ritxar Bacete y Leire Gartzia para la Dirección de Política Familiar y Desarrollo Comunitario. En este informe se constata que hay resistencias a la igualdad: hay ideología igualitaria, pero las prácticas van en sentido contrario. Hay un cambio evidente en los mensajes y en la cultura, pero pierde intensidad en la rutina diaria. Tanto hombres como mujeres han interiorizado el discurso de la igualdad pero existen inconsistencias entre esos discursos y la práctica.
Por ejemplo, de las 17.570 solicitudes del año pasado para conciliar vida laboral y familiar, tan solo 104 de las ayudas por excedencia y 1.200 de reducción de jornada fueron solicitadas por los padres.

En el transcurso de las jornadas, diferentes profesionales reflexionaron sobre la paternidad, la masculinidad, la construcción de género y la igualdad y analizaron cómo reducir esta brecha entre la ideología igualitaria y la práctica real.

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El catedrático de Psicología de la Familia, Enrique Arranz, opina que los modelos mixtos para acceder a las bajas por paternidad son la clave para alcanzar la corresponsabilidad en el cuidado de los hijos e hijas. Es imprescindible que el «padre varón» se implique en el cuidado, pero para llevar a cabo una co-crianza real es esencial la conciliación familiar y laboral y, no es ningún secreto que el estado español está a la cola de Europa en políticas de conciliación: para lograr la parentalidad positiva no están en las mismas condiciones quienes obtienen una baja de cuatro meses, como aquí en Euskadi, que de un año, como en Finlandia.
Está demostrado que neurológica y hormonalmente los padres están perfectamente equipados para criar solos a hijos e hijas, pero esa conciencia de que el hombre luche en su trabajo para buscar ese espacio con sus hijos e hijas aún no existe, según Arranz.

La incorporación de las mujeres al mundo laboral no ha ido en paralelo con la incorporación de los hombres al ámbito doméstico y de cuidados. En este sentido, tanto el padre como la madre están asumiendo roles de crianza y los roles tradicionales se han difuminado, pero en general, la atención emocional y los cuidados del hijo o de la hija recaen en las mujeres, mientras que los hombres se dedican más a jugar con ellos. En palabras de Paco Abril, presidente de Hombres Igualitarios, “el modelo de padre proveedor y la madre cuidadora está en declive, pero sigue vigente. En la mayoría de los casos, los hombres participan poco en el espacio reproductivo, en el cuidado o las tareas domésticas, porque está devaluado y no les aporta prestigio”. Como subrayó, ser un padre comprometido favorece formas alternativas de masculinidad y la democratización de las relaciones de género.

La implicación del hombre en el ámbito doméstico también ayuda a fomentar esa paternidad positiva. Es importante que los hijos vean a su padre en casa fregando. Eso puede contribuir a que las nuevas generaciones crezcan con una mayor conciencia de la igualdad. En definitiva, la familia te deja una huella y esa huella es la que tú vas a transmitir al resto. Algo tan sencillo como que un hijo vea a su padre haciendo las tareas del hogar implica una igualdad implícita que el niño va a asumir con normalidad.

El profesor de Derecho Constitucional en la Universidad de Córdoba, escritor y colaborador de medios de comunicación, padre y hombre feminista Octavio Salazar, opina que la situación de las mujeres en la actualidad respecto de los hombres no es de desigualdad, sino de subordinación y no se producirá un cambio de modelo si los hombres no renuncian a parte de su poder, a sus privilegios. “No podemos seguir explotando a las mujeres”, zanjó.

En la misma línea, María Jesús Izquierdo, Profesora jubilada de Teoría Sociológica de la Universitat Autònoma de Barcelona y doctora en economía, reflexionaba sobre el patriarcado y apuntaba a que el sistema está basado en la explotación de la mujer, explotación que por otra parte, las mujeres seguimos permitiendo. Esta experta en temas de género hacía hincapié en la necesidad de establecer relaciones recíprocas, no complementarias, es decir, te doy lo que me das, no lo que te falta, no te complemento; eso sería una relación de dependencia.

En definitiva, como señala el antropólogo especialista en género, y coordinador de la investigación presentada en las jornadas, Ritxar Bacete, es necesario un doble trabajo que atañe tanto a cada individuo como a las instituciones: por un lado, sugiere reforzar una masculinidad más igualitaria; por el otro, en el plano estructural, considera un paso vital que se igualen los permisos de paternidad y maternidad, y que estos sean intransferibles para reconocer la importancia de la crianza compartida.