El civismo y la buena educación son valores principales para la convivencia. Los buenos modales en nuestra vida cotidiana nos permitirán educar a nuestros hijos y a nuestras hijas en el respeto.

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La buena educación debe trasmitirse en todo el entorno del niño y de la niña, pero debe comenzar en el núcleo familiar porqué es donde existe mayor capacidad de influencia, por lo que es responsabilidad de padres y madres trasmitírselo a sus hijos e hijas.

Como todo aprendizaje, la educación en valores también hay que adaptarla a la edad de cada niño o niña, aunque el comportamiento de las personas adultas del entorno ha de ser siempre el apropiado para que los y las menores aprendan con el ejemplo.

  • 2 años: desde esta edad se le puede enseñar a dar las gracias y pedir las cosas por favor.
  • 3 años: con esta edad los niños y niñas se socializan apropiadamente y es un buen momento para enseñarles a compartir, a recoger sus cosas y a ser más pacientes.
  • 6 años: distinguen perfectamente entre el buen comportamiento y el que no lo es y así han de demostrarlo en su vida cotidiana.
  • 8 años: es una edad compleja ya que comienzan los signos de rebeldía. Hay que insistir en la buena educación y mostrarles cómo se sienten las demás personas cuando no se comportan bien. A esta edad, niños y niñas tienen que manejar la empatía para que la tengan bien arraigada en la adolescencia y el respeto y la consideración hacia las demás personas sigan presentes.

 

Hay una serie de comportamientos imprescindibles que todos y todas las niñas deben aprender desde una edad temprana:

  1. Saludar al llegar y despedirse.
  2. Pedir las cosas por favor.
  3. Dar las gracias.
  4. Pedir disculpas.
  5. Pedir permiso.

 

Para transmitir la buena educación hay que:

  • Dar ejemplo: si ven que los miembros de su entorno se comportan educadamente, piden las cosas por favor y dan las gracias, ellos y ellas aprenderán por imitación.
  • Enseñarles directamente: cada vez que llegamos a un lugar o nos vamos, les podemos indicar que saluden o que den las gracias cuando reciben un regalo o un cumplido.
  • Refuerzo positivo: cuando se comporten educadamente debemos elogiarlo y reconocer el mérito. Esto les hará sentirse bien y procurarán repetir el comportamiento.
  • Corregir: cuando se olviden de dar las gracias o se nieguen a saludar, hay que corregir ese comportamiento, indicándoles cuál es el correcto.
  • Constancia: es fundamental que pedir permiso o comportarse a la hora de comer sean actividades cotidianas. No podemos pretender que se comporten con educación y coman con buenos modales en público si en casa les permitimos comer de cualquier modo.