No es la primera vez que hablamos sobre adolescentes y alcohol.
Que el consumo de alcohol entraña riesgos para la salud es sabido, pero durante la adolescencia estos riesgos pueden ser aún mayores que en la edad adulta.
Algunos de estos riesgos son directos porque, como ya hemos dicho, la ingesta de bebidas alcohólicas es peligrosa para la salud:
- Dependencia: el alcohol es una sustancia que puede crear dependencia. En el caso de los adolescentes, además ese riesgo es mucho mayor.
- Provoca enfermedades: hay trastornos muy graves como cirrosis, hipertensión y algunos tipos de cáncer cuya probabilidad de sufrirlos aumenta con el consumo de alcohol.
- Engorda.
- Envejece la piel: la piel es uno de los órganos más afectados por el consumo de alcohol.
- Problemas sexuales: el consumo de alcohol puede provocar impotencia y alteraciones menstruales.
- Pérdida de memoria: el consumo frecuente de alcohol tiene efectos en el cerebro, sobre todo en el caso de los y las adolescentes. Puede provocar pérdida de memoria y también influir en la capacidad de concentración y, en general, en todo el proceso cognitivo.
Otros riesgos son indirectos y están ligados a los comportamientos derivados del consumo de alcohol:
- Accidentes de tráfico: una gran parte de los accidentes de tráfico entre adolescentes están relacionados con el consumo de alcohol y otras drogas.
- Embarazos no deseados y enfermedades de transmisión sexual: la falta de control que provoca el alcohol puede llevar a tener relaciones sexuales sin la protección adecuada.
- Violencia: el consumo excesivo de alcohol puede llevar a conductas violentas, peleas y comportamientos agresivos.
Para poder actuar eficazmente ante los consumos abusivos en la adolescencia, es imprescindible entender las razones por las beben:
- Superar la timidez: el alcohol desinhibe y son muchos y muchas las adolescentes que beben para perder la timidez y relacionarse.
- Influencia social: a menudo la sociedad alienta, directa e indirectamente, el consumo de alcohol mostrándolo como un elemento estrechamente relacionado con la diversión y el ocio o como una prueba de éxito social.
- Imitación de los y las adultas: los y las adolescentes están viviendo la transición entre la pubertad y la edad adulta. Muchos y muchas imitan comportamientos adultos en la creencia de que eso les hace maduros/as y el consumo de alcohol se sitúa muchas veces en ese contexto.
- Integración en el grupo de iguales: si en el grupo de iguales se consume alcohol, muchas veces beben para sentirse parte del grupo.
Para evitar que los y las adolescentes adopten conductas de riesgo, es imprescindible que los padres y madres comiencen a educar a sus hijos e hijas desde la infancia:
- Hay que educarles para que sean responsables; que entiendan y asuman los riesgos de determinadas conductas.
- Cuando tienen suficiente autoestima, es decir, cuando están seguros y seguras de sí mismas, es mucho más improbable que necesiten estímulos externos para sentirse bien o relacionarse socialmente.
- En nuestra sociedad, la permisividad hacia el consumo de alcohol, incluso entre la juventud, es muy alta; pero si queremos que nuestros hijos e hijas no corran riesgos en este sentido, deberemos imponer normas claras.
- Normalmente, el consumo de alcohol entre adolescentes se produce en fines de semana y por la noche. Se pueden evitar algunas de esas situaciones estableciendo una hora de vuelta a casa temprana.